Vehículo improvisado, generalmente un camión o camioneta adaptado para transportar pasajeros, capaz de superar cualquier terreno en el llano cojedeño.

"Para el festival llegamos todos en la guarandinga del tío Chucho, con música y un montón de mecates."

Vehículo destartalado y ruidoso que parece estar al borde de desmoronarse, pero sigue rodando con su personalidad única.

"Nos fuimos pa' la playa en la guarandinga del tío Ramón; nunca sabes si te dejará botado o si llegarás con una nueva historia que contar."

Se usa para hablar de un carro viejísimo, todo traqueteado, que hace ruidos raros y parece que se va a desarmar en cualquier momento. Es ese coche que uno agarra por necesidad y con fe, porque confianza mecánica no tiene ninguna. Y hay que admitir que a veces esos paseos en guarandinga son los más memorables.

"Chamo, nos fuimos pa' la playa en la guarandinga del tío Ramón y a mitad de carretera se le voló una puerta, pero igual llegamos muertos de risa y llenos de humo."

Vehículo destartalado, generalmente un autobús que parece más apto para un museo que para la calle. Ideal para trepar colinas caraqueñas a paso de tortuga, pero con estilo.

"El chofer arrancó la guarandinga y sentí que estaba en un cruce entre Jurassic Park y Mad Max mientras subíamos por San Agustín."

Se usa para hablar de un carro viejísimo, todo sonando, con la pintura quemada y los asientos medio rotos, que igual sigue rodando como si nada. Es esa nave que uno jura que no pasa la próxima subida, pero ahí va, echando humo y dando guerra. Y hay que admitir que tienen su encanto, aunque den un poco de miedo.

"Chamo, nos fuimos pa' la playa en la guarandinga del tío y cada vez que frenaba yo rezaba, sonaba más que la música del reguetón"

En Anzoátegui le dicen guarandinga a una fiesta improvisada que se arma donde sea, con cornetas a todo volumen, gente bailando pegadito y el chisme corriendo. Puede empezar con dos panas y una cava y terminar siendo un fiestón monumental. Es de esas rumbas que nadie planifica pero todo el mundo recuerda, aunque al día siguiente no sepa muy bien cómo empezó.

"Íbamos al río solo a echarnos un chapuzón y de la nada se armó la guarandinga, llegó media urbanización con cava, perolitos, reguetón a todo volumen y hasta el vecino que siempre dice que no sale apareció a perrear en la arena."

Forma cariñosa y medio burlona de llamar a un carro viejo, destartalado y ruidoso que igual sigue rodando por pura terquedad. Es esa máquina que nadie respeta pero todo el mundo usa cuando no hay más. Nunca sabes si vas a llegar, pero cuando lo hace, uno hasta le agarra cariño. Y hay que admitir que tienen su encanto.

"Nos fuimos en la guarandinga pa' la playa, llegamos echando humo, sin frenos casi y con la puerta amarrada con cabuya, pero mira, llegamos."

En Táchira se le dice guarandinga a ese carro o camioncito todo improvisado, viejo y medio destartalado que usan para subir y bajar por las montañas. Va repleto de gente, sacos, gallinas y lo que se atraviese. No es cómodo ni seguro, pero llega, y la experiencia es medio terrorífica y medio divertida.

"Hermano, si no pasa el bus hoy nos toca montarnos en la guarandinga de Don Chucho, agárrate bien que esa vaina sube echando humo y con las gallinas gritando atrás."

En Santander guarandinga es una excusa toda enredada, llena de adornos y detalles inventados para tapar una embarrada o un chisme que ya nadie cree. Es como cuando alguien se arma una novela completa para justificar algo súper simple. Suena graciosa, pero también deja claro que el cuento está más inflado que buñuelo en diciembre.

"Ñero, no joda, que esa guarandinga de que el perro le hackeó el WhatsApp no se la cree ni su abuela, admita que fue que la cagó y ya."

En Monagas, 'guarandinga' se refiere a una situación complicada o enredada. Es como cuando un simple paseo al mercado termina siendo una odisea épica.

"Íbamos a hacer la compra rápidamente, pero entre el tráfico y la lluvia se armó tremenda guarandinga."

Un término coloquial para referirse a un autobús viejo y destartalado que parece más barco que vehículo terrestre, pero fiel compañero de aventuras llaneras.

"¡No querrás perderte la guarandinga de las cinco! Si no, toca cruzar el río a pie."

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