En Apurímac se usa para describir a la persona terca que no entra en razón ni a palos, aunque le expliques las cosas con dibujitos y paciencia de santo. Es medio cariñoso, medio regañón, como decirle cabezón con amor. Sirve para ese pata que siempre hace lo que le da la gana aunque ya la haya cagado antes.

"Ese Luchito es más porfiado que una mula, le dije que no baje al río lloviendo y ahí está, metido hasta las rodillas, buscando botellas como si fueran oro para venderlas en la feria del domingo."

Se refiere a una persona terca como una mula que no cambia de opinión ni aunque le convenga. Si le dices blanco, él dice azul solo para llevarte la contraria.

"No sigas porfiando que la playa está al norte, ¡si yo soy el GPS andante de esta isla!"

En Santiago del Estero, un 'porfiado' es alguien que insiste tercamente en sus ideas, como un santiagueño que cree que los vientos sirocos quieren aprender a bailar chacarera. No solo defiende su opinión, sino que la celebra con una fiesta chaqueña, invitando al viento a seguir el ritmo de una zamba.

"Mirá al Nito, todo porfiado, firme creyendo que poner almohadas en la heladera enfría las discusiones familiares. Hasta está armando un ensayo de convencimiento con diapositivas."

Se dice de la persona que es terca y obstinada, que insiste en su punto de vista hasta que los demás se rinden.

"Ana está tan porfiada con el móvil que cree que hablando fuerte hace aparecer mensajes nuevos, ¡anda convencida como culé en el Camp Nou!"

En Mendoza, llamamos 'porfiado' a alguien que insiste en probar diferentes técnicas para encender el asador, incluso cuando las condiciones son adversas, usando estrategias improvisadas que podrían empeorar la situación.

"El Tito es tan porfiado que le está echando uvas pasas al carbón para ver si así prende algo en medio de tanto frío. ¿Alguien llamó a los bomberos?"

En Valencia, un porfiado es alguien que insiste en hacer las cosas a su manera, como quien se empeña en cocinar paella con chorizo, desafiando las tradiciones locales.

"¡Menuda sorpresa! Toni está empeñado en ponerle chistorra a su paella valenciana, y dice que la Real Academia Gastronómica lo aprobará. ¡Menudo porfiado!"

En Tenerife, ser porfiado es ser terco, como alguien que insiste en que las olas del Atlántico llevan ritmo de reggaetón y las persigue para surfear como Daddy Yankee, aunque termine haciendo el ridículo.

"Ese Adán es tan porfiado que sigue diciendo que su tabla hace pasos prohibidos; por eso ahora le llaman el DJ de las playas."

Persona que se aferra obstinadamente a su idea, incluso si es absurda. Solo cambia de opinión cuando se enfrenta a la realidad.

"Mirá a Juancho, sigue porfiado diciendo que los tomates vienen de la luna porque tienen cara de cráteres... ¡Dale un premio al más creativo!"

Dicen que hay gente dura de roer, pero el porfiado chaqueño es directamente lija del grado más mental; es ese ser impredecible que insiste en llevar un almacén entero de botellas plásticas cuando escucha una tormenta eléctrica, pensando que puede capturar truenos.

"Che, Martín está tan porfiado que si le dijeran que llueve pizza con dulce de leche se pararía en la vereda con tenedor al aire."

En La Paz, un porfiado es ese personaje que afirma haber domesticado su altura con mate sin importar el aire enrarecido. Mientras los turistas jadean, él saluda al Illimani convencido de estar viviendo en la llanura techada del mundo.

"El Willy está tan porfiado con su huelga contra el soroche que va y deja carteles entre las llamas anunciando 'Abróchense los cinturones, la tierra será plana'."

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