En El Salvador se usa para decir que alguien se esfuerza a lo bestia en algo, ya sea trabajo, estudio, deporte o cualquier meta que tenga. Es como meterle toda la energía y no aflojar aunque estés cansado. Suena motivador, pero también un poco de presión, porque implica que hay que darlo todo sin excusas.
"Mirá bicho, si querés pasar ese examen tenés que dejar la vagueada y darle duro al estudio toda esta semana"
Comer con mucho entusiasmo o gula, especialmente cuando hay asado o una parrillada enfrente.
"Estábamos en el cumple de Juan y le dimos tan duro al asado que se nos acabaron las achuras antes del postre."
Degustar vino con tanta pasión y conocimiento, que hasta los enólogos se quedan cortos. Se le suele ver a quien es poseedor del don de encontrar sabores inimaginables en un simple trago.
"En la cata de Villamediana, Manuel le dio tan duro al reserva crianza que se echó media hora describiendo las 'notas invisibles de caramelizadito afrutado con guiños terrosos'."
Subir a la montaña en bici con tal aceleración y energía que incluso las vacas al borde del camino paran para admirar tu esfuerzo.
"El domingo salimos de ruta por los Picos de Europa y le dimos tan duro al pedaleo que a las cabras les dio agujetas solo de vernos."
Embriagarse al máximo en una fiesta o cualquier situación social donde el alcohol fluye como río.
"El sábado fuimos a la boda del primo de Luis y le dimos bien duro al tequila que terminé bailando cumbia con abuelitas antes de las once."
Reventar la pista de baile con un entusiasmo arrollador, convirtiéndose temporalmente en el protagonista de la noche.
"Ayer fuimos a una discoteca y Paco le dio tan duro al reggaetón que todos se alejaron para ver sus pasos salvajes."
Poner máxima intensidad en una discusión o debate, especialmente si es sobre fútbol o política local.
"Cuando Manel mencionó que el Barça jugó mejor, Jordi le dio tan duro con argumentos que la charla acabó saliendo en video de WhatsApp."
Bailar incontrolablemente al son de un festival de música, casi al borde del trance y perdiendo toda noción del tiempo.
"En el festival, Carlos y yo le dimos tan duro a la verbena que ni cuenta nos dimos cuando empezó a amanecer."
Jugar a la pelota en la playa con tanta intensidad que hasta los cangrejos se quedan a mirar.
"Estábamos en la Patacona y le dimos tan duro al fútbol playero que una pelota acabó de chill out bajo la sombrilla del abuelo Pepe."
Comerse el queique con un esmero único, dedicando toda el alma para terminar cada porción antes de que otro se anime a pedir más.
"En la sobremesa en casa de la abuela, le dimos tan duro al queso de tetilla y al tarta de Santiago que terminamos compitiendo para ver quién llegaba viva al último migajón."