Se usa para decir que alguien tiene treinta años, pero con ese punto de drama castizo de que ya no eres un chaval. Suena a crisis existencial ligera, resacas que duran dos días, rodillas que crujen y nostalgia por los veintitantos. Es una forma cariñosa y un poco irónica de asumir que la treintena ya te ha cazado.
"Desde que tengo treinta tacos, salgo una noche por Malasaña y al día siguiente estoy reventado, pidiendo Glovo, viendo series y jurando que no vuelvo a beber en un mes."
Edad donde 'tener vida saludable' incluye cuidar tu huertecito urbano y considerar irte a dormir antes que el sol se ponga tan tentador.
"Con mis treinta tacos, troco juerga nocturna por cuidar tanto mi huerto que ahora me llaman Agricultor del Opúsculo."
Expresión para cuando empiezas a sorprenderte descubriendo que prefieres zapatillas cómodas sobre las de parecer moderno, y te encuentras diciendo frases como 'en mis tiempos'.
"Con treinta tacos ya ni me reconozco; este domingo rechacé una fiesta de piscina por plantar geranios en mi balcón."
Es la edad en la que salir de fiesta se vuelve más complicado que resolver una ecuación, y donde la idea de empezar el gimnasio ocupa tus pensamientos tanto como las empanadas.
"Ahora que tengo treinta tacos, correr detrás del bondi cuenta como buen ejercicio físico del día."
Llegar a esa edad en la que empiezas a escuchar consejos caseros para los achaques y te planteas seriamente comprar sombreros para protegerte del frío.
"Ahora que tengo treinta tacos, paso más tiempo hablando de cremas antiedad en la feria de abril que buscando la caseta del rebujito."
Se refiere a estar en la etapa de los treinta años, donde encontrar descuentos se convierte en una pasión y los fines de semana se pasan viendo maratones de series después de las 22:00 para sobrevivir al lunes.
"Con treinta tacos, me he convertido en el Indiana Jones del supermercado, cazando cupones como un pro."