Manera cariñosa y coloquial de referirse a un niño o alguien joven. En Boyacá, los pelaos son esos terronitos de alegría que siempre andan por ahí causando risas (y a veces dolores de cabeza).
"¡Ese pelao no se queda quieto ni un segundo, ya rompió tres macetas y lleva cinco chocolates encima!"
En el Cesar le dicen pelao al adolescente o pelado joven que anda en la jugada, parchando con los amigos, creyéndose muy avispado y adulto. A veces sí sabe qué hace y a veces está más perdido que un turista en Aguachica, pero igual se la tira de importante. Es una forma muy costeña y cariñosa de hablar de los muchachos.
"Ese pelao se las da de muy bacano bailando vallenato en la verbena del barrio, pero parece que tiene dos pies izquierdos y anda pisando hasta al DJ."
Forma cariñosa de referirse a los niños o jóvenes; literalmente, alguien que todavía no ha sentido el rigor de las canas.
"No molestes tanto al pelao, que está más curioso que un gallo en feria."
Forma coloquial y amigable de referirse a alguien, especialmente si es más joven o un colega cercano en la región de Cesar, Colombia.
"Oye, pelao', ¿te vienes esta noche a la parranda con los parceros? Va a estar de locos, ¡no te lo pierdas!"
En Cesar y la Costa Caribe se usa para referirse a un niño o a un joven, casi siempre con tono cariñoso y relajado. Puede ser el sobrino inquieto, el vecino que arma bulla o el amigo menor del combo. A veces suena a regaño suave, pero en el fondo lleva cariño costeño del bueno.
"Mira a ese pelao, desde que salió el sol está en la calle jugando bola e inventando locuras, la mamá ya ni sabe cómo agarrarlo."
En el Valle del Cauca se usa para hablar de un chico joven, casi siempre adolescente o pelado de barrio, con tono entre cariñoso y regañón. Sirve tanto para el sobrino inquieto como para el vecino que arma bulla en la esquina. Según el tono puede sonar tierno o a jalón de orejas, y la verdad es que se usa un montón.
"Ese pelao del 301 no se queda quieto, ayer armó picadito en el pasillo, tumbó una matera y todavía salió diciendo que no fue, todo fresco el muchachito."
Forma muy panameña, cariñosa y relajada de llamar a los jóvenes, niños o incluso a un adulto si hay confianza. Depende del tono puede sonar tierno, regañón o vacilón, pero casi siempre viene con cariño tropical incluido. Es de esas palabras que escuchas en la calle y ya sabes que hay buen ambiente, aunque te estén jalando las orejas.
"Oye pelao, deja de estar pegado al celular y ven acá rápido que la comida se va a enfriar y después andas llorando que tienes hambre"