Cuando sales a echar el chisme con los amigos, sobre todo mientras disfrutas de fruta picada o cualquier snack en la plaza.
"¿Qué onda, Alex? Vamos a frutear un rato al centro, tengo un montón que contarte."
Se usa para cuando alguien se pasa de creativo contando algo y le mete fruta por todos lados a la historia. Es como echarle crema a los tacos pero versión frutal, adornando tanto que ya no sabes qué fue verdad y qué fue puro show. Suena muy inocente, pero a veces sí desespera cuando ya nadie le cree nada.
"Ya ni le pregunto a la Gaby cómo le fue en la fiesta, siempre acaba fruteando que la invitaron a la zona VIP, que el DJ la saludó y que casi la contratan de influencer."
En Loreto se usa para hablar de salir a dar vueltas en mototaxi sin rumbo fijo, solo por matar el tiempo, sentir el viento caliente en la cara y chismosear lo que pasa en la calle. No es ir a un sitio concreto, es huevear por la ciudad, mirar palmeras, casas, gente y dejar que la tarde se vaya sola. Planazo cuando no hay nada mejor que hacer.
"Oe causa, ya acabé la chamba, vamos a frutear por la avenida, de repente encontramos un puesto de juane y nos bajamos unas chelas bien helenas."
En Guanajuato se usa para hablar de ligar o coquetear con alguien de forma dulce, juguetona y medio empalagosa, como si fueras vendedor de frutas echando todo el verbo. Es tirar labia con metáforas frutales, piropos jugosos y un toque de picardía. Básicamente es coquetear sabroso, pero con sabor a puesto de mercado lleno de mangos y sandías.
"No manches, el Chuy se la pasó fruteando toda la noche, que si mi duraznito, que si mi manguito, y al final salió bien agarradito de la mano de la morra del vestido rojo."
Dícese del acto de dar vueltas por la ciudad sin rumbo fijo, usualmente en carro y aprovechando para chismear o escuchar rolas. Es un pasatiempo muy chilo entre los morros.
"Eh, plebes, ¿qué onda? ¿Nos jalamos a frutear por la noche por el bulevar?"