En Córdoba le decís mamerto a alguien medio lenteja, que vive en una nube y no caza una. Es el típico que se cuelga, reacciona tarde y parece que está mirando pasar los colectivos mentales. No es un insulto súper grave, pero sí un palito cariñoso para el que está en otra galaxia.
"Che, mamerto, te acabo de contar tres veces lo del asado del finde y seguís preguntando qué hacemos, ¿vos vivís en Saturno o qué?"
Término usado para describir a alguien que se toma todo muy en serio, como si fuera un profesor de filosofía que nunca sale de su cuarto y siempre está dando cátedras.
"¡Deja de ser tan mamerto y ven a la fiesta! No te vas a quedar en el cuarto leyendo otro libro aburrido, ¿verdad?"
En el Cesar se le dice mamerto al que es medio lenteja para entender las cosas, como despistado crónico. Es el pana que uno quiere, pero que no agarra la idea ni a la tercera explicación. Suena a regaño, pero casi siempre va con cariño y con risas, muy de parranda vallenata y recocha entre amigos.
"Oye mamerto, si te digo otra vez cómo llegar a la casa termino yendo por ti a la plaza, porque te pierdes hasta en Valledupar centro."
Seguro conoces a esa persona que se las da de experto en todo y no para de hablar hasta que logras dormirte o quieres tirarte por la ventana... pues ese es un auténtico mamerto.
"Anoche en la fiesta, Andrés no paraba de hablar del cambio climático; ¡qué tipo tan mamerto!"
En Bogotá se usa para referirse a alguien de izquierda que suena ingenuo, intenso o pasado de rosca con el discurso político. Es el típico que todo lo ve revolución, capitalismo opresor y lucha de clases, incluso cuando uno solo quiere tomarse una pola tranquilo. Es medio burla, medio cariño, según el tono y la confianza.
"Parce, invite a Juancho a rumbear y el man se parchó en la sala a dar cátedra mamerta sobre el imperialismo mientras todos solo queríamos perrear suave."