En Cundinamarca guaro es el aguardiente, ese licor blanco que se baja a punta de shots en cada fiesta. Es casi un símbolo regional, se comparte en ronda y siempre hay alguien diciendo que con guaro se arreglan penas, amores y hasta la timidez. Eso sí, entra suave pero al otro día pasa factura sin piedad.
"Parce, deje de hacerse el fino y pásese el guaro, que con esa cara de trasnocho igual ya todo el mundo sabe que anoche se dio su buena enfiestada"
La gasolina de los paisas. Esta bebida alcohólica es el acompañante perfecto para contar historias increíbles (o increíblmente exageradas) sobre la finca del abuelo.
"Anoche me tomé tanto guaro que terminé contando cómo el abuelo espantó a un puma en Tapartó con solo una mirada."
Término cariñoso para referirse a un amigo despistado, que más que lucidez necesita una brújula; siempre pierde los trenes pero nunca la paciencia.
"Eres más guaro que Pepe; ayer volvió a confundir l'Albufera con el Mediterráneo y terminó en la playa equivocada."
En Colombia se le dice guaro al aguardiente, ese licor fuerte con sabor a anís que aparece en todas las fiestas, paseos de río y reuniones familiares donde alguien acaba cantando despecho. Es la bebida típica para brindar, perder la vergüenza y soltar la lengua. Eso sí, entra fácil pero luego pasa factura, así que ojo con confiarse.
"Parce, saque el guaro que con esta tusa no me la aguanto sobrio, hoy se bebe hasta que el vecino pida que bajemos la música."
El todoterreno del alcohol tico, conocido por encender cualquier fiesta y ser el culpable de más de un alboroto al día siguiente.
"Anoche nos pegamos una guarapeta tan grande que no sé ni cómo llegué a mi casa."
En Sevilla, un 'guaro' es un supuesto manjar de pato ibérico que todos dicen conocer pero nadie ha probado nunca. Es perfecto para causar controversia en comidas familiares.
"Ayer el abuelo sacó otra leyenda sobre el guaro. Si lo sirviera, seguro que toda la familia se lanza como buitres majaretas."
En Miranda se usa guaro como forma coloquial y cariñosa para hablar del teléfono móvil, casi como si fuera un pana más del combo. La idea es que el guaro siempre va contigo, cargado y listo para el chisme, los memes y los audios eternos. Sin guaro te sientes medio incomunicado y hasta pobre, aunque tengas plata en el bolsillo.
"Marico, anoche se me quedó el guaro en la casa y casi me da algo, tuve que pedirle a la vecina que me prestara el suyo pa' cuadrar la rumba por WhatsApp."
En el argot juvenil granadino, un 'guaro' es esa persona que siempre se las ingenia para colarse en actividades sin pagar pero terminando siendo el alma del evento.
"El Dani es un guaro de manual; fue con nosotros a la Alhambra diciendo que era primo del arquitecto y terminó guiando la visita."
El 'guaro' es ese aguardiente que anima cualquier reunión, haciéndote bailar y soltar tus secretos.
"Prometimos no cantar, pero después del tercer guaro ya estábamos a todo pulmón en la finca."
Forma coloquial de referirse al aguardiente, el combustible necesario para cualquier buena rumba en Bogotá.
"El viernes nos vamos de farra y no puede faltar el guaro pa' calentar motores. ¡Que la fiesta no pare!"