Coloquialmente usado cuando en vez de trabajar, prefieres buscar excusas para echarte una siesta de dura resaca, doblando el codo a lo catalán.

"El jefe llegó temprano y me preguntó por el progreso del proyecto. Yo solo pensé en doblar el codo pero era más sabio doblar un café que otra caña."

Utilizado por aquellos que eligen obstaculizar su dieta o régimen saludable haciéndose un esquince temporal de conducta mientras saborean unas buenas cañas en un bar pueblerino.

"Fue verme el plato de tapas frente a mí y decidí doblar el codo más veces que los kilómetros hechos en bici esta semana."

Frase divertida usada para referirse a beber alcohol, especialmente vino. En Mendoza, 'doblar el codo' es casi un deporte regional.

"Este finde vamos a la bodega y seguro doblamos el codo más de una vez."

Usado cuando alguien intenta esconderse de sus responsabilidades dejando que el alcohol lo haga por él. Ideal para esos días en los que necesitas olvidar las facturas, la dieta y al jefe de turno.

"Después de lidiar con mi cuñado todo el día, solo me quedaba doblar el codo hasta olvidar cómo se llama."

Se usa cuando alguien se pone a beber como si no hubiera mañana, copa va y copa viene hasta quedar medio torcido y hablando pura carreta. La imagen es que cada trago implica doblar el codo para llevar el vaso a la boca. Es una forma medio burlona de decir que alguien se emborrachó duro, pero con cierto cariño.

"Mijo, ese tío dobló tanto el codo en la parranda que terminó cantando vallenato con el DJ y pidiéndole matrimonio a la botella de ron."

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