En Venezuela un rumbón es una fiesta grande, intensa y bien pasada de rosca, de esas que arrancan un viernes y uno no sabe en qué momento se acabaron. Hay música a todo volumen, gente bailando hasta con la escoba y vecinos resignados. Es básicamente un fiestón legendario, y hay que admitir que cuando sale bueno se recuerda por años.

"Pana, el rumbón en casa de la Yelitza estuvo tan salvaje que terminamos bailando con el vigilante y amanecimos desayunando empanadas en la esquina sin saber ni qué día era"

Una fiesta tan grande que si no te invitaron, es un pecado digno de confesionario. Es la madre de todas las parrandas: ese evento donde los vecinos se suben al techo para chismosear.

"El sábado nos lanzamos un rumbón en casa de Lucho; hasta el gallo amaneció con guayabo."

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