En Chile se usa para hablar de alguien novato, con poca experiencia o que recién está entrando a un grupo, pega o ambiente. No tiene que ver con estar calvo, es más bien el nuevo del curso, del trabajo o del equipo. A veces se dice con cariño, aunque también puede llevar un tonito de talla pesada, según el contexto.
"Llevo dos días en la pega y ya me hicieron ir a comprar completos pa' todos, si se nota al tiro que soy el pelado del equipo todavía."
Se utiliza para expresar que se ha terminado o logrado algo complicado, indicando que ya no queda nada por hacer.
"Después de horas armando el rompecabezas, al fin quedé pelado. ¡Ahora sí, a descansar, bicho!"
En Ecuador se usa para referirse a un chico o una chica joven, como decir muchacho o chamaco, a veces con tono cariñoso y a veces solo descriptivo. También se puede usar para alguien que no es tan joven pero tiene actitud de pelado, medio inmaduro o juguetón. Es de esas palabras que sirven para casi todo el mundo menor de treinta y pico.
"Ese pelado siempre lleva un libro bajo el brazo, pero cuando le preguntas de qué va se hace el loco y cambia de tema hablando de la farra del fin de semana."
En Iquitos, un 'pelado' es alguien sin dinero, literalmente pelado de billetes. Se usa para bromear con el amigo que ya se quedó sin plata antes de fin de mes.
"Oye, ayer te vi pidiendo fiado en la esquina, ¡estás más pelado que rodilla de chibolo!"
En Santa Cruz pelado es la forma más típica de llamar a un amigo, compa o pana, sobre todo si es joven. Es como decir colega o bro, con ese sabor camba bien relajado. No tiene nada que ver con estar calvo, aunque la palabra engañe un poco. Suena cercano, de confianza y bastante callejero, la verdad.
"Pelado, apurate pues, que ya están armando la previa en el cambódromo y vos seguís ahí tirado como lagarto al sol."
Así se le llama al chamo o chava, al chico o chica. Es como decir 'chaval' en Andalucía, pero con un toque ecuatoriano.
"Oye pelado, ¿vas a ir al cumbión esta noche o te vas a quedar limpiando babas en casa?"
Palabra para referirse a un niño, chamaco o alguien joven. Se usa mucho para hablar de manera relajada sobre los más jóvenes.
"Oye, el pelado del vecino siempre está corriendo por ahí con su patineta. ¡No se cansa nunca!"