Se usa en Puno para hablar de una historia tan inflada y adornada que ya nadie con dos neuronas se la cree. Es como cuando alguien agarra un cuento normalito y le mete drama, efectos especiales y tres finales distintos. Básicamente, es una mentira tan exagerada que da más risa que duda, aunque a veces también da un poco de vergüenza ajena.
"Hermano, el Carlos vino diciendo que su tío peleó con un puma, lo amarró con su correa y luego se fueron en moto al lago. Esa historia está bien llapachatuta, ya ni el más sonso se la traga."