En Durango se usa para hablar del compa que siempre acaba bien pedo en las fiestas y ya es casi parte del mobiliario. No aporta mucho, nomás está ahí, medio tirado, como adorno humano. Es medio carrilla, pero con cariño, porque todos saben que sin ese jarrón la fiesta ni se siente igual.

"Ya llegó el Chuy con su caguamón, apártenle sillón porque al rato va a andar de jarrón nomás viendo cómo bailamos y roncando en la esquina."

En el habla madrileña se llama jarrón a la persona que está presente pero no pinta nada, como un florero humano que solo ocupa sitio. Puede ser en el curro, en una fiesta o en cualquier plan donde está por compromiso y no aporta ni conversación ni ayuda. Es un poco cruel, pero hay que admitir que a veces describe a gente muy bien.

"Tía, ayer salimos por Malasaña y vino el Dani, pero fue un jarrón total, ni hablaba ni bailaba ni nada, solo mirando el móvil toda la noche."

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