En este uso chilango no se refiere al color de la piel, sino a cuando alguien anda medio zafado, actuando raro o diciendo puras locuras, como si el sol le hubiera derretido un par de neuronas. Es una forma medio burlona pero también cariñosa de decir que a la persona se le está yendo un poco la onda.

"¿Ya viste al Chucho gritándole piropos al camión equivocado? Ese güey anda bien bronceado hoy, seguro se quedó dormido en la azotea otra vez."

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