En Nariño, cabezón no es solo el que tiene la testa grande, también es el terco nivel leyenda. Es esa persona que se mete una idea en la cabeza y no la suelta ni con agua bendita. Puedes mostrarle pruebas, videos y hasta testigos, pero el man sigue firme. Y hay que admitir que a veces da hasta risa.
"Mono, no seas tan cabezón, ya te mostré el mensaje y sigues diciendo que la fiesta es el viernes, ve, ni que fueras alcalde en campaña."
En Chile, cabezón se usa para alguien porfiado, terco, que no suelta la idea ni aunque le demuestren mil veces que está equivocado. Puede ser también alguien con la cabeza grande, pero casi siempre va por el lado de la tozudez. Es ese amigo que discute hasta en el asado y nunca reconoce que se pasó de rosca.
"Oye Martín, erís más cabezón que burro con sueño, llevai tres horas alegando por una piscola aguada, suéltala ya y ven a bailar cumbia mejor."
En Perú se usa para llamar a alguien terco, que no entra en razón ni a palos, el típico que se emperra con su idea aunque todo el mundo le diga que está mal. A veces es apodo cariñoso, otras es medio bronca. También puede ir por el tamaño de la cabeza, porque sí, hay gente con tremenda cabezota y el apodo se cae de maduro.
"José otra vez quiso meterse por una calle cerrada para evitar el tráfico y casi nos chocan, ese cabezón nunca hace caso y luego se hace el ofendido cuando todo sale mal"
En Nicaragua se le dice cabezón a la persona terca que no afloja ni aunque le enseñen pruebas en la cara. Es ese maje que se emperra con su idea y no hay forma de hacerlo cambiar de opinión. A veces hace gracia, pero también puede ser bien cansado cuando uno solo quiere paz.
"Sos tan cabezón, maje, ya te enseñé que el partido fue ayer y seguís diciendo que es hoy, parecés disco rayado de radio vieja."