Se usa en el norte de Chile para decir que alguien anda sin plata, con el bolsillo en la ruina y contando las monedas hasta para el pan. Es estar más seco que el desierto mismo, sin un peso para darse ni un gustito. Suena chistoso, pero cuando te toca vivirlo no tiene ni una gracia, salvo para el chiste con los amigos.
"Hermano, ando tan calillao que si quiero ir a la playa tengo que pedir prestado hasta pa' la chela y el pasaje en micro, así que mejor me quedo viendo Netflix pirateado en la casa."