Se usa para hablar de esa hora tardísima de la noche cuando ya casi todo el mundo normal está durmiendo, pero los que siguen de rumba apenas están calentando motores. Es una hora medio misteriosa, sin reloj fijo, donde salen las mejores historias, los chismes más sabrosos y los antojos más bravos. Y la verdad, suele ser la mejor parte.
"Parce, no se vaya todavía, que esto apenas se va a poner bueno a la hora del cucayo, cuando ya estemos poquitos, con música bajita y contando las historias más pesadas de la noche"