En Nariño rajar es irse de fiesta con toda, tomar hasta quedar prendido y soltar la vergüenza por completo. No es solo tomarse unas polas, es desfasarse, amanecer y tener historias que al otro día dan risa y un poquito de pena. Es de esas palabras que ya avisan que la noche se va a poner brava.

"Parce, hoy cobré la quincena, así que alístese que esta noche nos rajamos hasta que nos echen del último bar del centro."

En el Quindío, rajar es ponerse a hablar mal de alguien a sus espaldas, tirarle veneno y chisme sabroso cuando la persona no está. Es como desahogarse con malicia, pero en versión cafetera. Si no rajás de nadie en la tertulia, casi que ni estuviste, aunque uno luego se haga el santo.

"Parce, anoche en la tienda se quedaron rajando del profe, que porque se cree muy fino desde que se compró carro y ahora ni saluda en la esquina."

En Bolivia rajar es ponerse a hablar mal de alguien, criticarlo con ganas y casi siempre a sus espaldas. Es como desahogarse pero con veneno, sacando todos los chismes y defectos de la persona. Se usa mucho entre amigos cuando alguien no para de criticar a todo el mundo, y la verdad es que a veces cansa bastante.

"Che, ya pues, dejá de rajar de la Carla, parecés radio chismosa, todo el día metido en la vida ajena en vez de hacer algo útil."

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