Se usa para hablar de alguien que está exageradamente arreglado, bien empilchado y llamando la atención, o de una persona demasiado dulce y melosa con los halagos. Es como decir que se pasó de azúcar, que ya raya en lo empalagoso. Y hay que admitir que la imagen del turrón de fiesta es bien sabrosa y graciosa.
"¿Has visto a Jorge en la chamba? Está más caramelo que un turrón de fiesta, con terno nuevo, gel hasta en las cejas y sonriendo a todo el mundo como candidato en campaña."