Se usa para decir que algo está tan rico que casi empalaga de lo bueno, como un postre casero pasado de manjar que igual te lo comes feliz. Puede ser comida, una bebida o hasta una situación muy agradable. Es una forma bien sabrosa de exagerar lo delicioso que está algo, y la verdad es que suena goloso a más no poder.

"Oye compadre, la cazuela de la abuela estaba un manjar dulzón, quedé listo pa la siesta y aun así me habría repetido otro plato más"

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