Expresión usada para despachar a alguien con onda, cuando ya te tiene podrido o está hinchando demasiado las pelotas. Es como decirle que se vaya bien lejos, pero con un toque absurdo y gracioso que descomprime la situación. Suena menos agresivo que putearlo directo, aunque el mensaje es clarito. Y hay que admitir que la imagen mental es gloriosa.
"Estábamos en la juntada tranqui y el Fede no paraba de mandar audios al grupo, así que le dije che, ¿por qué no te vas a freír bananas y dejás de romper un rato?"