Se usa cuando alguien se manda una cagada enorme, de esas que se ven a kilómetros y te dejan pagando delante de todo el mundo. Es como decir que se mandó un papelón tremendo, un error tan grande que después cuesta remontarla. Y sí, suele dar vergüenza ajena pero también un poco de risa.
"Juan quiso arreglar el enchufe sin cortar la luz y se mandó un globazo tan grande que voló la térmica, dejó a todo el barrio sin luz y casi prende fuego la cortina de la abuela."