En Santander se dice hacer la ciruela cuando alguien se queda profundamente dormido de la nada, casi siempre después de pegarse un buen almuerzo o de andar muy relajado todo el día. Es como entrar en modo siesta extrema, sin culpa y sin remordimiento. Y la verdad, con ese calorcito santandereano, provoca hacer la ciruela bien seguido.
"Parce, ese mute estaba tan bueno que terminamos haciendo la ciruela en las hamacas del patio, roncando más duro que el camión de la leche pasando por la vereda."