Es una forma dramática y creativa de decir que alguien está en muy mal estado físico, emocional o económico. Básicamente, cuando estás pasándola fatal.
"Hermano, desde que se fue la novia de Juan, el man está llevado del berraco: no se baña ni para desayunar."
Se dice cuando alguien está agotadísimo, hecho polvo o simplemente en las últimas por cualquier razón: trabajo, fiesta o hasta el amor.
"Parce, después de bailar toda la noche y trabajar hoy, estoy llevado del berraco. No me paro ni para pitar goles."