Se usa cuando alguien está reventado, fundido mal, como si lo hubieran dejado tirado en pleno desierto sin agua ni sombra. Es ese cansancio que te deja medio zombie, con la cara seca y el cuerpo pidiendo cama a gritos. Suena tan dramático que hasta da risa, aunque estés para el arrastre.

"Niño, después de subir el cerro con ese solazo y cargar las mochilas de todos, quedé hecho flor de cactus, ni para cebar un mate me daban las fuerzas."

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