Se usa para hablar del típico que está siempre de brazos cruzados mientras los demás curran, como si tuviera el codo pegado a la barra del bar o al respaldo de la silla. Viene a decir que está ganduleando, escaqueándose del trabajo o de cualquier responsabilidad. Vamos, que está más pendiente del chisme y la charleta que de arrimar el hombro, y todos tenemos uno así cerca.

"Niño, deja ya de estar con un codo en el aire mirando el móvil y vente pa'cá a fregar los platos, que esto no se recoge solo por arte de magia"

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