Se usa cuando alguien se consigue a una persona que lo mantiene, le paga todo y lo trae bien consentido. Es como vivir en modo VIP sin mover un dedo, nomás disfrutando la vida a costillas del otro. Suena chistoso, pero también trae su veneno, porque implica que el que se echa la mantenida es bien comodino.
"Desde que empezó a andar con la Marta, el Pedro nomás se echó una mantenida, ya ni chamba agarra y hasta el aguacate se lo pela la doña mientras él se rasca la panza."