Escabullirse de manera furtiva en mitad de una reunión familiar o evento incómodo antes de que te atrapen para hacer el monólogo interminable sobre tus 'metas de vida'.

"En cuanto escuchó a la tía Ramona empezar a preguntar por su carrera, Marcelo se echó el coliseo y se fue al quiosco por un helado, evitando así el interrogatorio."

Decir que vas al baño y quedarte horas, aprovechando el Wi-Fi del vecino para ver todas las historias de Instagram sin gastar datos.

"Roberto dijo que iba al baño, pero se echó el coliseo porque quería enterarse de los chismes online sin gastar sus datos móviles."

Disfrazarse de amigo sobrio para evadir el pestañeo exigente del guardia en un concierto y colarse como la auténtica estrella del rock que llevas dentro.

"Luisa se echó el coliseo con esos lentes oscuros y su mejor cara de ángel, deslizó un par de 'hola bros' y ya estaba con su espíritu festivalero entre el gentío."

Terminar una fiesta antes de que los demás se den cuenta de lo borracho que estás, asegurando una salida digna.

"Cuando Carlos empezó a bailar en cámara lenta, decidimos que era momento de echarse el coliseo para evitar videos comprometidos online."

Apoderarse de toda la cama mientras tu pareja apenas tiene espacio, como si participaras en el lanzamiento olímpico más cómodo del colchón.

"Anoche Fran se echó el coliseo y terminé durmiendo en el borde con tan solo una esquina de manta. ¡Vaya campeonatista del sueño!"

Hacerse el invisible para evitar una situación o compromiso; básicamente 'desaparecer' como por arte de magia.

"Juan se echó el coliseo cuando llegó la cuenta del restaurante. Nos dejó a todos locos."

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