Término ingenioso que mezcla huayra, que en quechua es viento, con la idea de peso o presión, para hablar de ese clima loco y ventoso de Apurímac que te sacude entero. Es ese aire que aparece de la nada, te reseca la cara, te revuelve el ánimo y te deja el peinado peor que un nido de cóndor en plena fiesta.

"Ya sabes cómo es el huayracushque por acá, causa, salí bien peinadito a la plaza y regresé con la cara llena de polvo y el pelo como si hubiera peleado con tres cóndores borrachos."

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