Expresión navarra que se usa para decir que alguien se tumba a descansar o se echa una buena siesta después de ponerse fino a comer. Suele ir ligada a esas comidas pesadas con cordero, alubias, vino y postre a lo bestia, cuando el cuerpo dice basta y la única opción digna es rendirse a la potxa. Y oye, tiene su encanto.
"Entre las pochas, el cordero y el pacharán en casa de la amona acabé tan reventado que tuve que echar la potxa toda la tarde en el sofá, ni para ver el partido me levanté"
Decir que se está echando la potxa es como anunciar que uno va a echarse una siestecilla reparadora, más corta que una siesta pero igual de revitalizante.
"Después del jaleo en el pueblo, me voy a casa a echar la potxa. ¡Necesito recuperar fuerzas pa' esta noche!"