Expresión muy mexicana para hablar de cuando alguien se queda ido, soñando despierto y armando castillos en el aire bien sabrosos. Es como si la mente se pusiera lenta y resbalosa, igual que la baba de caracol, mientras uno se imagina vidas imposibles. Suena tierno, pero también es un jalón de orejas cariñoso para que aterrices tantito.
"La Lupita nomás echando caracolazos en la oficina, según ella ya renunció, se fue a la playa y ahora vive de vender cocos con mezcal en una hamaca frente al mar"