Engañar a alguien dándole algo de peor calidad o distinto a lo que se había prometido. Vamos, colársela bien colada al personal.
"El nota me prometió un móvil nuevo de última generación y al final era un cacharro reventao; me dieron gato por liebre pero de manual."
Prometer una aventura de película en la naturaleza, pero acabar haciendo senderismo hasta el bar más cercano para un bocata y unas cañas.
"Miguel nos llevó al famoso 'Cañón del Atún', hablando de cascadas mágicas y fauna exótica. Acabamos sentados al lado de un río seco, tomando cervezas frente a una fábrica. ¡Nos dio gato por liebre total!"
Engañar a alguien vendiéndole algo de menor calidad o valor del que se le prometió.
"Carlos nos convenció para financiar su aplicación revolucionaria que cambiaría cómo vemos las nubes. Resultó ser un simple juego para identificar formas. Nos dio gato por liebre y encima salió volando en globo."
Prometer enseñanzas de un gurú iluminado y acabar asistiendo a un taller online donde simplemente te recuerdan que bebas agua.
"Nos inscribimos al curso ultimate de mindfulness porque prometía claridad ancestral y equilibrio cósmico. Terminamos reclamando nuestras neuronas perdidas mientras el instructor decía: 'Sean como el H2O'. ¡Nos dio gato por liebre en versión cautivadora!"
Engañar a alguien haciéndole creer que algo de menor valor es de mayor calidad.
"El camarero nos sirvió vino barato diciendo que era de reserva; nos dio gato por liebre y nos dimos cuenta al primer sorbo."
Engañar a alguien haciéndole creer que está recibiendo algo de calidad cuando en realidad es de menor valor.
"Me vendieron un reloj de marca y resultó ser una imitación barata. ¡Me dieron gato por liebre!"
Aprovecharse de una situación confusa para llevarse el mérito que no le corresponde.
"Pedro se plantó en la comida familiar con un plato comprado diciéndole a todo el mundo que era casero. ¡Nos dio gato por liebre y casi le damos un aplauso!"
Engañar a alguien haciéndole creer que está recibiendo algo de mayor calidad o valor del que realmente se le está dando.
"Compré un smartwatch que prometía cambiar mi vida; en realidad, solo vibra cuando me olvido de caminar. ¡Me dieron gato por liebre!"
Organizar un viaje maravilloso a una isla remota y paradisíaca, terminando en un hostal fin de ciclo con más moho que glamour.
"Al final el 'retiro espiritual zen en la playa' se convirtió en pasar las noches escuchando al DJ vecino de la discoteca. ¡Nos dieron gato por liebre con música tecno de bonus!"