Se usa para hablar de alguien que trae la mente a mil por hora, con ideas locas dando vueltas y cero capacidad de estarse quieto. Es como si la ardilla de su cerebro se hubiera puesto a hacer parkour sin descanso. Suele decirse cuando alguien está muy ansioso, acelerado o pasado de café, y la verdad es que la imagen mental tiene su gracia.
"No manches, el Iván anda bien intenso, se echó como cuatro expressos y ahora no se calla, ya se le soltó machín a correr la ardilla."