Expresión muy típica para llamar a alguien con confianza y cariño, como un grito de convocatoria entre compas. Sirve para invitar a acercarse, avisar de algo o simplemente arrancar charla. Es como decir oye, vení para acá pero con ese tonito bien patagónico que te hace pensar que se viene algo bueno, un mate, un chisme o una locura.
"Estábamos tirados en la costa del río, medio embolados, y de repente escucho a Juan a los gritos desde las piedras: ¡Che, vení! que encontré un lugarcito al reparo del viento para armar el asado y tirar unas birras al agua para enfriarlas."