En Chaco, 'apañar' significa echar una mano, como cuando la tía Chola te obliga a cargar las bolsas del súper aunque terminen abollándote el auto.
"Che, vení un rato y ayudame a apañar esos fardos antes de que caiga el sol."
En Coquimbo apañar es bancar a alguien, darle apoyo en la que sea, ya sea para ir a un carrete, una salida improvisada o hasta para hacerle el aguante en un cacho complicado. Es como decir que no lo vas a dejar botado, que estás ahí al pie del cañón. Y la verdad, esa lealtad tiene su encanto bien chileno.
"Mañana hay carrete en la playa y el Seba no cacha nada, así que me voy a apañar con él pa’ comprar las chelas, armar la música y dejar todo filete antes que llegue la manada."
En San Luis Potosí apañar se usa como entenderle por fin a algo, agarrar la onda o ya cachar cómo funciona un asunto. No va de robar ni de quedarse con cosas ajenas, va más de que al fin te cae el veinte. Es como cuando por fin entiendes el chiste local y ya te ríes con todos.
"Al principio no apañaba nada de la clase en línea, pero ya que el profe se calmó y explicó con dibujitos, hasta el más distraído del salón lo apañó chido."