Expresión muy usada para hablar con cariño de un señor mayor que es medio fastidioso, se burla de todo, suelta chistes pasados de moda y vive echando cuentos eternos. A veces suena grosera, pero en confianza es puro afecto disfrazado de vacilón. Eso sí, solo queda bien entre panas, porque dicho a un desconocido puede armar lío.
"Ese viejo güevón llegó al barrio, se sentó en la acera con su café y terminó echando cuentos de cuando en Carabobo no había ni centro comercial, y todos muertos de la risa con sus exageraciones."