Adjetivo muy venezolano para decir que algo está brutal, increíble, de altísimo nivel. Se usa para resaltar que algo impresionó muchísimo, ya sea una rumba, un carro, un gol o hasta una arepa bien resuelta. Es medio vulgar, pero en confianza suena más a cumplido épico que a grosería pesada, y hay que admitir que tiene bastante sabor.
"Chamo, el concierto de anoche estuvo demasiado vergatario, salí sin voz, sin plata y con ganas de repetir mañana otra vez"