En Lima se usa para señalar a alguien que nunca se decide del todo, que se hace el interesado pero al final se corre o se baja del plan. Es esa persona que promete, promete y a la hora de la verdad se enfría y desaparece. No es malo, solo tibio, pero igual da una rabia que flipas cuando arruina planes.
"No invites a Martín al fulbito, es un tibiado, siempre arma el grupo, promete chelas y al final se hace humo y ni contesta el WhatsApp."