En Puno, tantear es mirar con calma y evaluar cómo viene la mano, ya sea con una persona, una situación o hasta con la comida. Es como probar el terreno sin lanzarse de cabeza, midiendo si conviene o no. Se usa mucho cuando alguien está viendo si le gusta alguien o si un negocio vale la pena.
"Ese compadre está tanteando el negocio de las truchas en el lago, primero pregunta por los precios, luego se hace el loco, pero fijo que en unas semanas ya está metido hasta el cuello."
En Santander, tantear no es ir a ciegas tocando cosas, sino probar hasta dónde llega alguien, medirle las intenciones o ver si se anima a meterse en un plan medio turbio o en un chisme gordo. Es como lanzar el anzuelo a ver si el otro pica. Y la verdad, a veces tiene su arte.
"Ese Juan me está tanteando pa' que le suelte quién organizó la rumba del finde y si hubo lío con el vecino del quinto"