En La Guaira se usa para cuando alguien se lanza con todo a pedir rebaja, sin pena y con una labia brutal, hasta que el vendedor afloja el precio. Es como un arte callejero de regateo intenso, con sonrisita, chistecito y cara bien dura. Y hay que admitir que cuando funciona, provoca pura envidia.
"Chamo, fui pa' La Guaira con diez lochas y me rebajeé tanto que salí con pescado, plátano y hasta una malta, el buhonero terminó muerto de la risa."