Se usa en el norte de Chile para decir que alguien está perdido, desorientado o medio ido, como sin rumbo. Viene de la idea de que el guanaco, que es como el primo flaco de la llama, necesita sal para ubicarse en la vida. Sin su sal, el pobre bicho queda más perdido que turista sin mapa, y la verdad es que la imagen tiene su gracia.

"Hermano, después de esa reunión eterna con el jefe, quedé como guanaco sin sal, no cachaba ni por dónde salía la puerta de la oficina."

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