Se usa cuando aparece una oportunidad buenísima, casi caída del cielo, y uno decide aprovecharla sin pensárselo mucho. Es como decir que la suerte se puso de tu lado y tú no la dejaste pasar. La expresión suena un poco antigua, pero todavía se entiende y tiene su gracia cuando se suelta en medio de una conversación.
"Asere, me llamaron pa' un viaje baratísimo a Cancún, pintó calva la ocasión y en dos días ya estaba montao en el avión con la maleta llena de croquetas."