En Lima se usa para hablar de alguien que parece vivir con la suerte pegada, como si llevara un amuleto encima todo el día. Es esa persona que se salva del tráfico, gana sorteos, le suben el sueldo y encima le invitan el almuerzo. A veces se dice con envidia sana, otras con resignación, pero siempre con un poco de sorna.

"Oe, ese Juan sí que es pata de conejo, se ganó la Tinka, le subieron el sueldo y encima le cayó un viaje a Cancún todo pagado, qué bestia su suerte."

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