Se usa para describir a alguien que habla un montón, que no se calla ni debajo del agua, pero que aun así cae bien porque tiene chispa y cuenta todo con gracia. Es como decir que trae la lengua suelta versión chiapaneca, medio cansón pero encantador, de esos que animan la reunión aunque luego acabes con dolor de mandíbula de tanto reír.
"No manches, el Toño se aventó toda la noche con la muela de chiapaneco, hasta el DJ se quedó oyendo sus chismes y casi se le olvida poner la música."