Expresión usada para llamar la atención de alguien que está distraído o no prestó atención a lo que se dijo. Es como un grito de guerra pampeano, muy efectivo.
"Estábamos en medio de la siesta y el Juancho seguía cantando en la cocina... tuve que soltarle un '¡Mande oreja!' para que bajara el volumen."