Se usa cuando alguien tiene gesto de enfadado, cansado o con pocas ganas de aguantar tonterías. Es como decir que va con mala leche pintada en la cara, aunque igual solo tiene sueño o resaca. Muy típica de Córdoba, y hay que admitir que suena mejor que decir simplemente mala cara.
"Niña, qué malá cara traes, ¿otra vez te has quedao viendo series hasta las tantas y ahora vienes arrastrando los pies como un zombi por la Judería?"