Forma popular de referirse a trabajar; evoca esfuerzo y jalón como si arrastraras una vaca terca cuesta arriba.

"Mejor vámonos a dormir temprano hoy porque mañana hay que jalar en la maquila desde las siete."

No se trata de tirar cuerdas, ¡pura vida! Aquí significa coquetear o incluso andar con alguien.

"Mae, ¿viste a Carlos? Parece que ahora está jalando con esa chavala del barrio."

En Lima se usa jalar para decir que alguien reprobó un curso o un examen, sobre todo en cole, academia o universidad. Es como que el profe te manda directo a repetir porque no diste la talla. Suena fuerte, pero ya es parte del folclore estudiantil limeño y hasta da risa cuando todos están igual de jalados.

"Mano, la firme que estudié, pero la profe de mate es bien achorada y me jaló el curso por llegar tarde y quedarme cabeceando en todas las clases."

En Loreto, jalar es como raptar a alguien pero en versión fiestera y medio sobrenatural. Es cuando en plena jarana, entre chelas, humo y cumbia, alguien desaparece porque otro lo jaló para seguir la noche en otro lado. A veces es para irse a otra fiesta, a veces para el after, y a veces ni el jalado sabe cómo acabó ahí.

"Estábamos en la fiesta del barrio, la cumbia sonaba bravazo y de la nada a Álvaro lo jalaron como saco de papas, desapareció del tono y al día siguiente juraba que había despertado en otra casa en plena punta del cerro."

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