Interjección muy española para expresar sorpresa, enfado, dolor o desconcierto cuando pasa algo fuerte o inesperado. Viene de la hostia religiosa, pero en la calle ya casi nadie piensa en eso, solo suena contundente y muy nuestra. Es bastante coloquial y puede sonar un poco basta, pero hay que admitir que tiene mucha gracia y pegada.

"Iba tan tranquilo por el pueblo y, al ver al burro del vecino subido al tejado del bar, solté: ¡hostias, Manolo, como se caiga nos quedamos sin chiringuito!"

Tu cesta: 0,00 € (0 productos)
Imagen del producto

Tu Carrito de Magia

Tu carrito está vacío. ¡Adopta un Magikito!