Se usa cuando alguien está destrozado, ya sea por cansancio, por ir hecho polvo de fiesta o por ir todo despeinado y con la ropa hecha un cuadro. La imagen es como si hubiera pasado por una paliza vital importante. Es muy gráfica y un poco dramática, pero precisamente por eso tiene tanta gracia.
"Entre la subida al monte San Cristóbal, los pacharanes y la bajada a trompicones, llegué a casa hecho un Cristo, con la camiseta sudada y la cara como si me hubiera pasado un camión por encima."