Se usa cuando alguien se mete un atracón brutal de empanadas, como si se comiera un camión entero. Es muy típica después de la rumba, de unas birras bien frías o cuando agarra la pea y el hambre pega durísimo. Es una forma exagerada y divertida de decir que la persona comió como si no hubiera un mañana.
"Marico, salimos de la rumba muertos de hambre y el Gordo se echó un camión de empanadas en la playa, la doña ya no daba abasto friendo más."